29 octubre, 2011

¿HIPERGLUCEMIA?



En el registro de los domicilios de los detenidos ayer bajo la acusación de atentar con tartas contra la presidenta Barcina, las fuerzas de seguridad se incautaron de diverso material para la confección de artefactos de repostería, listo para ser utilizado en cualquier momento: tres moldes para tartas, dos mangas pasteleras, un kilo de harina, otro de azúcar y medio de levadura. También encontraron abundante documentación, entre la que destacan vídeos de los históricos de la violencia pastelera Charles Chaplin (alias Charlot) y Fernando Chinarro (alias señor Chinarro), así como libros de repostería de Angelita Alfaro y Eva Arguiñano, señaladas por fuentes de la investigación como posibles miembros de la dirección gastronómica de la banda.

Ayer mismo compañeros de los detenidos explicaron en rueda de prensa que el de Toulouse fue un acto humorístico y reivindicativo que no pretendía causar daños físicos. El Gobierno de Navarra respondió que la única rueda de prensa que espera de ellos es aquella en la que entreguen las tartas y anuncien su disolución.

Hasta aquí la broma, que incluye gags leídos en Twitter. Habrá a quien le parezca frívola, tocando como toca un tema sensible. A mí me parece mucho más frívolo decir en serio prácticamente lo mismo que yo he escrito en broma. Aplicar a tres tartazos la misma terminología política y protocolo de condena que a un atentado con muertos me resulta obsceno. En países con una tradición democrática mucho más larga y fuerte que la nuestra, este tipo de protestas son habituales y a nadie se le ocurre interpretarlas como ataques violentos a la democracia o autoproclamarse adalid de las libertades por haber sido blanco de las mismas.

Cuando hace 5, 10 o 20 años veía una protesta de este tipo en la tele, sentía envidia de que fuesen capaces de saldar el disenso político con simbólicos e inofensivos tartazos. Te pueden parecer mejor o peor, puedes dudar de su oportunidad y eficacia política, pero son inofensivos y así son tratados internacionalmente. Tras tartazos contra Bill Gates o Nicolas Sarkozy no ha habido detención alguna. En Toulouse, los gendarmes no se molestaron en identificar a los activistas. Aquí, ordenan a la Policía Foral detener a los presuntos autores de una protesta realizada en Francia saltándose a la torera el derecho internacional, y para más inri intentan relacionarlos con una ETA ya retirada.

Resulta evidente el interés espurio y desmedido por superar un mal momento político rentabilizando electoralmente la violencia. El jueves, la Policía Foral cargó contra los estudiantes que se manifestaban en defensa de la enseñanza pública, menores en su gran mayoría. Ayer, los jueces confirmaron la sentencia contra el cabeza de lista del PSN en Huarte por agredir a un menor. Pero según parece la única condenable es la violencia merengada.

Juan Kruz Lakasta
Diario de Noticias

23 octubre, 2011

Guerra de Libia. Isabel Pisano y Julio Anguita. Lo que la verdad se esconde





20 octubre, 2011

La nueva política vasca es cosa de chavales

Muy buen artículo de Alberto Pradilla en vice.com


"Ah, el “problema vasco”. Como el del déficit de folleteo parece entrar poco a poco en vías de solución (quizá gracias, en parte, a los gags sobre ello del programa Vaya Semanita), hablaremos del “otro problema”. Ése del que tan a menudo la gente dice estar cansada y cree tener una opinión formada pero que sería incapaz de resumir en 2 minutos con un mínimo de rigor, más allá de bravatas de tertulia matutina. Ese tremendo berenjenal mediático en el que los periodistas no pueden (o no quieren) apartarse un micromilímetro de la terminología oficial que corresponda por temor a ser corridos a collejas hasta la salida de emergencia. Ese pozo inagotable de campañas de intoxicación con ejemplos recientes y tan pasados de rosca como los reencuadres fotográficos de diarios como El Mundo o La Razón acotando las letras E, T y A de cualquier pancarta, ya formen parte de palabras como macETA, pirulETA o la gacETA.

En fin, hemos ido a charlar con cuatro chavales navarros: Garazi, Oier, Peio y Unai. Todos ellos alcaldes de sus respectivos pueblos desde el 22 de mayo. Su caso es especial porque son cuatro de los alcaldes más jóvenes del país y porque no supieron si podrían presentarse a las elecciones hasta dos semanas antes. Son miembros de Bildu, la coalición independentista fundada oficialmente en abril, ilegalizada en mayo por el Tribunal Supremo (al considerarla “dirigida” por ETA) y avalada en el último minuto por el Tribunal Constitucional.

Un poco de historia, anda. Durante décadas, los partidos de la llamada “izquierda abertzale” han sido considerados por el estado español como el brazo político de ETA y, como tal, condenados o perseguidos policial y judicialmente. El conflicto armado aún no cerrado en el País Vasco—ETA declaró el año pasado un alto el fuego en un comunicado a la BBC, pero no se ha disuelto—se puede resumir en frías y terribles cifras: desde su fundación en 1958 (en plena dictadura franquista), ETA ha matado más de 800 personas, ha provocado cientos de heridos y ha causado miles de millones en pérdidas económicas; la acción de la policía o de grupos parapoliciales (como el GAL) ha causado más de 400 muertos; unas 10.000 personas han denunciado torturas; y otras 9.000 han sido encarceladas acusadas de pertenecer a ETA o a organizaciones de la izquierda abertzale.

En el 2002, PSOE y PP, pactaron una nueva Ley de Partidos que de facto ilegalizaba todos los partidos de la izquierda abertzale. Muchos dirigentes de la histórica Batasuna (y todas sus posteriores marcas electorales) acabaron entre rejas y su presencia institucional empezó a caer en picado. Con pocos meses de diferencia, los EE.UU. y la Unión Europea incluyeron a esas mismas formaciones en sus listas oficiales de organizaciones terroristas. El independentismo vasco parecía, pues, destinado al ostracismo, a la inanición política. Pero, hará un par años, algo pasó. Una nueva estrategia política que rechazaba expresamente la violencia de ETA cuajó en la coalición Bildu [“reunirse” en euskera]. Eso sí, el concepto legal de “listas contaminadas”, según el cual todo aquel que hubiese estado relacionado con partidos ilegalizados no podía presentarse a las elecciones, inhabilitaba a cerca de 50.000 personas. Así que a Bildu no le quedó otra que echar mano de candidatos jóvenes e inexpertos. Y se alzó como la segunda fuerza en votos, la primera en número de concejales.

Mientras el gobierno mastica la sentencia del Tribunal Constitucional con rictus nervioso y el PP se tira de los pelos porque “ETA ha vuelto a las instituciones y a manejar dinero público”, estos alcaldes post adolescentes (algunos de ellos viven aún en casa de los viejos) van haciéndose al nuevo cargo convencidos de estar protagonizando “una nueva era de esperanza para Euskal Herria”.

Nota: Días antes enviar esto a imprenta, dos de los entrevistados se vieron envueltos en sendos marrones judiciales. Oier ha tenido que declarar ante la Audiencia Nacional por unas banderolas exhibidas en las fiestas de su pueblo que reclamaban el acercamiento de los presos vascos a sus lugares de origen. Garazi quizá también deba hacerlo a causa de una pantomima organizada por jóvenes del pueblo en la que parodiaban a la Guardia Civil, a La Falange y al Rey.

PEIO ETXABIDE
22 años, Alcalde de Lesaka.

“Llegas el primer día al ayuntamiento y te sientes raro, casi no sabes qué hacer”, reconoce este veinteañero al que la política le llegó in extremis. “No esperaba meterme en esto, la verdad”, señala antes de recordarme de nuevo que mucha gente de su municipio no pudo presentarse a las elecciones. Quién le iba a decir al candidato del Partido Nacionalista Vasco (PNV), partido que había gobernado Lesaka ininterrumpidamente durante 20 años, que iba a ser desalojado del Ayuntamiento por un chaval que hasta entonces había trabajado dos años en la construcción y cuatro años cortando árboles en el monte. Peio asume que habrá vecinos que piensen “Este tío que viene de cortar troncos, ¿qué coño hace ahora de alcalde?”. Pero tampoco parece que le afecte mucho: “Nosotros tenemos otra forma de entender la política, queremos que la gente tome parte, que las decisiones no se tomen entre cuatro”. Me cuenta que desde que llegó al despacho lleva unos horarios maratonianos. “Entro a las 9 de la mañana y trabajo hasta muy tarde. Quiero que la gente sepa que estoy aquí, por si me quieren preguntar algo”.

UNAI LAKO
27 años, Alcalde de Agoitz

“El día de elecciones tenía un arsenal—de bebida—preparado. Pero no quise salir hasta que no se contó la última papeleta. Nos juntamos 300 personas para celebrarlo”. Unai, periodista de profesión, estrenó despacho el 13 de junio. Es el primer alcalde no-de-derechas en las 2 últimas décadas de la historia de su pueblo. Los cambios más immediatos se han materializado en las mismas oficinas del ayuntamiento: unas marcas en la pared desvelan que, donde antes había un cuadro, ahora hay uno más pequeño. El antiguo marco acogía un retrato del rey Juan Carlos. “Le pediré a algún artista del pueblo que haga otra cosa”. Antes de ser alcalde, Lako trabajó en la radio, y se le nota. “Desde los medios se ha tratado de asustar a la gente con el que-viene-el-lobo. Una señora incluso me vino a preguntar si íbamos a quitar la cabalgata de los reyes”. “Nuestro principal objetivo es abrir el Consistorio a la gente. Antes nadie se enteraba de lo que pasaba aquí dentro. Ahora vamos a informar de todo”, proclama sacando pecho. Cuando salimos a la calle, no para de saludar a vecinos. Propongo echar un café en el primer bar. “No, mejor vamos a otro lado”, me dice. Una patrulla de la Guardia Civil está en la puerta del bar y tampoco quiere tentar a la suerte.

OIER EIZMEN
22 años, Alcalde de Leitza

“Hace poco fue el sexto aniversario del gaztetxe de aquí al lado”, me cuenta Oier, que viene de visitar una obra. Son las 16 h y su jornada como alcalde ha empezado hace media hora. “Soy técnico en una empresa de ventiladores. Me gusta mi trabajo, así que no lo voy a dejar. Entro a las 7 de la mañana, vuelvo a casa a las 2 y media, como algo, descanso un poco y a las 3 y media ya estoy en el Ayuntamiento”. Le pregunto si tiene constancia de ser el alcalde más joven de todo el estado. “Mira, La Razón publicó un artículo diciendo que un alcalde del PP de Pontevedra era el alcalde español más joven con 22 años. Yo accedí al cargo a los dos días de cumplir los 22, así que fui elegido con 21. Pero claro, yo no soy español. En eso han acertado”. Oier sigue viviendo en casa de sus padres y la vena política le viene de tradición: “Esta tierra es muy política y Leitza es un pueblo, digamos, muy movido”. Tiene razón. Este pueblo tiene graves heridas de guerra: atentados (el concejal de UPN, José Javier Múgica, murió por una bomba colocada en su vehículo hace 10 años), numerosas detenciones y denuncias de tortura y una relación siempre tensa entre Guardia Civil y vecinos. Ahora, según Oier, toca gestionar un tiempo diferente: “Hay cien personas de mi pueblo que no han podido ir en las listas. Nosotros esperamos generar espacios verdaderamente democráticos”.

GARAZI URRESTARAZU
24 años, Alcaldesa de Altsasu

“Fíjate, son las 7 de la tarde de un viernes y sigo en el Ayuntamiento en vez de echar unas birras”. Esta licenciada en Educación Especial ha cambiado los libros por el despacho del Consistorio. “Los otros concejales tienen 24, 27 y 32 años. Hubo polémica cuando presentamos la lista, algunos dijeron «¿A dónde van estos gaztetxeros?». Yo siempre respondo: ‘dejadnos trabajar’”. Antes de coger la makila [bastón que se entrega a alguien cuando asume un cargo político], Garazi había estudiado en la Universidad de Eskoriatza, Álava*. En las horas libres, lleva el día a día típico de los jóvenes nacionalistas vascos: asamblea por aquí, mani por allá. También le gusta “la juerga, como a cualquier joven” pero dice que ahora debe asumir el hecho de que es una “alcaldesa 24 horas”. Las peticiones no paran y poder pillar a la alcaldesa echando una cerveza es una tentación irrefrenable para un conciudadano que considera que su txabola de madera para pastorear es el edificio más importante del municipio."

Alberto Pradilla



* corrijo que Eskoriatza está en Gipuzkoa

ETA anuncia el cese definitivo de la actividad armada



Y ahora, ¿qué?
¿A quién le toca mover ficha?

17 octubre, 2011

"Si votar sirviera de algo, no nos dejarían votar"



Intervención de Alberto Garzón Espinosa, economista, en "59 Segundos" de TVE.

15 octubre, 2011

Placer para nosotras

Hace un tiempo, indagando por ahí y leyendo un artículo sobre la eyaculación femenina en la revista feminista online Pikara Magazine, un comentario de una tal Susana, hizo saltar todas las alarmas. Contaba su experiencia en un sitio de masajes "con final feliz". Hablaba de la concatenación de orgasmos y demás y lo increíble que había sido.

Hoy día son muy pocas las mujeres que acceden a servicios sexuales como "parte contratante". Nuestra mente no está muy preparada para acceder a esos servicios sin tener algún dilema moral, físico y demás. No entendemos muy bien eso de pagar por recibir un placer sin ningún tipo de relación o implicación emocional.

Y me parece que empezar por un sitio así, puede resultar interesante. Se trata de una sala de masajes en Madrid que incluye parte erótica con estimulación sexual y demás.

No voy a hacer publicidad explícitamente del sitio, pero os dejo el enlace para que veais la buena pinta que tiene, los tipos de masajes (no sólo pasivos sino también activos), precios, masajistas y demás...

Masajes eróticos en Madrid

No sé cómo andaréis de pudor, pero si alguien se anima, ¡que cuente su experiencia!

01 octubre, 2011

RABIOSAS




Me ha encantado este artículo que ha publicado hoy, June Fernández, Marikazetari, en su blog. Habla de la relación de las mujeres con la violencia y cómo debemos aprender a enfadarnos y defendernos cuando nos agreden.

Os lo copio a continuación, porque me parece una lectura muy interesante y que personalmente comparto.

"RABIOSAS

Uno de los lemas que coreamos con más fuerza en las manis feministas es “En caso de duda, tú la viuda”. Lo gritamos con una sonrisa maliciosa, como si fuera una transgresión de la leche defender algo tan obvio como que cuando nuestro maltratador intenta asesinarnos, es legítimo y necesario defendernos incluso aunque si el resultado es que terminamos asesinándole nosotras a él. Otro de los lemas que sentimos un poco macarra es “picha violadora, a la licuadora”. Sin embargo, siempre me he preguntado, como lo hace Virginie Despentés (bueno, creo recordar que se lo pregunta en Teoría King Kong) por qué no hay más mujeres que arrancan de cuajo la polla de sus violadores cuando éstos les obligan a hacerle una mamada.

Maitena Monroy, la gran formadora en el País Vasco de autodefensa feminista, llama la atención en sus talleres sobre lo mucho que empatizamos con los agresores. Cuando nos cuenta estrategias para prevenir una agresión o plantar cara a un acosador (no puedo contar qué estrategias son, pero algunas les ponen en evidencia en público, otras les hacen un poco de daño) es habitual que alguna diga “qué pobre, ¿eso no es pasarse un poco?”, y que la mayoría lo pensemos. Nos da apuro pasarnos de bordes y de agresivas con un tío que nos está agrediendo. Ella suele poner el símil del robo: cuando tenemos la sospecha de que alguien nos va a robar, no andamos con esos remilgos para defendernos.

El uso de la violencia es uno de los debates más novedosos, transgresores y delicados del feminismo (bueno, igual las feministas de los setenta lo debatían, pero yo no estaba ahí). Hay colectivos como Medeak que de alguna forma quieren romper con el esquema mujer víctima y hombre agresor, propiciando que las mujeres se reapropien del uso de la violencia. Vaya, no hablan de dedicarse a apalear a hombres. Hablan de autodefensa. De cabreo legítimo. De no dejar que los machistas sigan acosándonos, maltratándonos, asesinándonos. Mirad este párrafo:

“En los tribunales nos juzgan como lesbianas, como feministas radicales. Nos dicen que salimos en manada a matar hombres heterosexuales. Seguramente, será pura casualidad que sean las nuestras las que acaban siempre muertas. Mientras tanto, sus leyes solo pueden leernos como victimas. No nos dejan contestar; la autodefensa es violencia, pero paradójicamente su violencia nunca es violenta… (…) y aprenderemos a defendernos de vuestra violencia!! CABRONES!!!”

Ilustran el post con imágenes impactantes: una mujer desnuda desangrándose ante la mirada de un hombre, un grupo de monjas con rifles, y una manifestaciones de mujeres árabes en las que una porta un fusil. Soy la primera a la que me cuesta la forma de expresarse de Medeak y que recurra a esa iconografía violenta. No he sido capaz de ver Kill Bill (ya lo sé, imperdonable) ni Fóllame, dos películas de culto para las jóvenes feministas cabreadas. Cuando en los debates han sacado el tema de reapropiarnos de la violencia en según qué situaciónes, se me ha rayado el disco y sólo era capaz de pensar: “Soy pacifista, soy pacifista, soy pacifista, soy pacifista…” Pero estoy cambiando de idea.

El sábado pasado, en un bar, un tipo que estuvo a punto de recibir una hostia de una feminista (la paró el camarero) por lo mismo, se puso a acosar a una amiga mía (también feminista, pero de estética nada sospechosa de serlo). Por acosar me refiero a que se puso a ligar con ella invadiendo su espacio vital, ella le dijo que la dejara en paz, y él siguió insistiendo, acorralándola de forma que ella, que es super alta, no podía salir de ahí ni empujándole. Se había quedado sola en el bar, así que no veía a nadie conocido que le echase un cable. Una cuadrilla de tíos miraban el espectáculo divertidos. Hay que ser gilipollas. Un par de días después, estaba en la calle con mi amiga cuando el acosador pasó por delante de nosotras y le dijo algo tipo “qué guapa eres”. Ella le contestó: “¿A que te pego una hostia?” Y a él eso le hizo gracia. ¡Le hizo gracia! A mí me han llegado a soltar eso de “qué guapa te pones cuando te enfadas”. Mi amiga me decía que igual tenemos que conseguir que vean que vamos en serio, que podemos soltarles una hostia perfectamente, para que se lo piensen dos veces antes de agredirnos.

Claro que hay un pequeño problema: al menos yo no sé pegar una hostia. Nunca lo he hecho. Ni tan siquiera he jugado a pelearme con nadie (al contrario de estos niños que se pelean como cachorritos de león). La mayoría de las mujeres somos analfabetas en materia de lucha. Monroy se preguntaba en el taller al que asistí cómo es posible que los padres sigan enseñando a pelear a los hijos, cuando son las hijas las que necesitan ese conocimiento para defenderse de las agresiones sexistas. Es decir, aún hoy se refuerza ese binarismo: al hombre se le sigue enseñando a usar la violencia y se sigue sin instruir a la mujer sobre cómo defenderse.

No se trata sólo de sentirnos con el derecho de usar la violencia cuando está en riesgo nuestra integridad. Se trata también de darnos cuenta de que a las mujeres nos han educado en la dulzura, la empatía, la comprensión, y nos han reprimido otras emociones necesarias como la rabia. Una cosa que me pasa todo el rato es que, como tengo un gesto serio, los hombres me dicen: “sonríe un poco, mujer”. ¿Por qué tengo que sonreir? ¿Te crees que soy una azafata o algo? Se extrañan si nuestra actitud no es la de gustarles y complacerles.

Otro ejemplo: cuando he descubierto que alguien en quien confiaba ciegamente me ha engañado, mi primera reacción ha sido intentar comprenderle y excusarle, y hacer como que no me afecta demasiado. ¡Eso no es sano! ¡Tenemos derecho a enfadarnos, necesitamos enfadarnos! ¡Necesitamos pegar un puñetazo a la pared o una patada a una silla! Lo contrario, esto de tragarnos la mala hostia todo el rato, nos lleva a la neurosis.

Fans de Mad Men: sabéis que esa serie está inspiradísima en “La mística de la feminidad”, ese clásico imprescindible de Betty Friedan, en el que retrataba a la mujer de los años cincuenta y sesenta. Os hablé de ello en este post. Como os contaba, Friedan habla del “confortable campo de concentración” que es la vida de la ama de casa. Las mujeres de los Mad Men tienen todo lo que habían aprendido a desear. Sin embargo, van acumulando día a día frustración. Sus maridos las hacen sentir todo el rato poca cosa. Ese Don Draper que siempre tiene alguna amante abronca a Betty Draper por haberse comprado un bikini que “es de buscona”. Y ella baja la mirada y le contesta: “Perdona, no lo sabía”. ESO NOS SIGUE PASANDO. Y tenemos que cabrearnos por ello.

El pacifismo es uno de los rasgos más postivos del feminismo; siempre se dice que es el único movimiento revolucionario que ha conseguido cambiar tan radicalmente la realidad sin derramar una gota de sangre. Es cierto. En la construcción de nuestras nuevas identidades como mujeres más o menos emancipadas, no queremos imitar roles masculinos violentos. No es esa la cuestión. Pero de ahí a amputar nuestra capacidad de enfadarnos y defendernos cuando nos agreden, va un trecho.

¡¡¡¡NINGUNA AGRESIÓN SIN RESPUESTA!!!!"


Mari Kazetari

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